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Mostrando entradas de febrero 16, 2013

Extraordinario lagarto

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Su cuerpo, lleno de púas, se viste de paisaje si se siente amenazado; rojo para la tierra desértica, verde para los arbustos y ocre para los árboles. Si el miedo le desborda, se hincha como si quisiera flotar. Y sus hechizos le permiten viajar en el tiempo y en el espacio desde los desiertos de su Australia natal. El cuerpo de este reptil es muy si­milar al del lagarto cornudo (género Phrynosoma), también una criatura mágica con mucho que contar: era el hada buena (sí, como lo lees: nada de almibaradas rubias que destilan purpurina por sus poros) en el Pentamerón. Esta obra de Giambattista Basile (1566-1632), un coleccionista de cuentos italiano, inspiró a Charles Perrault para que su Caperucita Roja recorriera el bosque, y a los hermanos Grimm para que su bella fuera durmiente. El lagarto cornudo habita en el norte de América (México y Estados Unidos), mientras el diablo espinoso recorre prácticamente las antípodas. ¿Cómo son tan parecidos, entonces, si casi ni son parientes?

Encuentran una babosa de mar con el pene desechable

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Una babosa de mar llamada Chromodoris reticulata, del tamaño de un pulgar humano, ha sorprendido a los científicos por la capacidad que tiene de despojarse de su pene tras el apareamiento para hacerlo crecer nuevamente más adelante. La extraña criatura, que vive en el Océano Pacífico, es la primera que se conoce que puede copular en repetidas ocasiones con lo que se ha descrito como un "pene desechable", según publican científicos japoneses de la Universidad de Tokio y la Universidad de la ciudad de Osaka en Biology Letters. Los nudibranquios como esta babosa son animales hermafroditas, que poseen órganos reproductivos tanto masculinos como femeninos. Cuando se aparean, pueden ejercer el papel del macho y donar esperma al mismo tiempo que lo reciben. En el caso específico de Chromodoris, los científicos comprobaron que los individuos que acababan de donar esperma en una cópula no podían volver a hacerlo hasta transcurridas 24 horas. Observándolos de cerca llegaron a