Tributo a la perseverancia
A veces nos sentimos inútiles para realizar lo que queremos estando completo físicamente, no somos capaces de entender que solo es una visión desde nuestra óptica pesimista y que más allá de lograr un triunfo para una sociedad, es un logro intrínsecamente personal.
Edgar Oropeza
Sé que la decisión que tomaron mis padres fue la adecuada” Son sus
palabras cuando le preguntan por el momento en el que decidieron que lo mejor
para acabar con su malformación degenerativa en las piernas era optar por su
amputación (de rodilla para abajo). Se le colgó así el cartel de discapacitado,
palabra que para él no existe.
Se llama Óscar Pistorius, sudafricano, atleta, poseedor de las marcas
mundiales de 100, 200 y 400 metros lisos para atletas con una doble amputación.
Dicen que es discapacitado, aunque es difícil de creer. Por lo menos él no se
lo considera, ni aparca en sitios reservados para ello. Se considera normal, lo
consideran un “megacrack”, con los pies en la tierra, y con una convicción en
sí mismo que le permite decir que el único ser vivo capaz de ganarle al
“sprint” es su perro Capone.
Empezó jugando al rugby y una lesión (o una señal divina) redirigió su
carrera hacia el atletismo, y el resto es digno de ver y de contar, será por
eso que tiene 2 ofertas de Hollywood, pero eso es tema aparte. La lucha de un
chico cuyo objetivo es ser el primer atleta paralímpico que disputa unos JJOO,
sumado a una lucha personal y externa contra otros organismos (en este caso la
Asociación Internacionalde Federaciones de Atletismo (IAAF)).
Su entrenador lo considera una persona de otro mundo, de las que no
nacen cada día, y arremete contra la IAAF señalando que, al contrario de lo que
ellos piensan, sus prótesis, conocidas como “cheetahs”, le suponen una
desventaja del 10% con respecto a una pierna normal.
Fuente: vgonzalezentrenadorpersonal.blogspot
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