El atavismo

Un atavismo es la reaparición de una característica propia de algún ancestro remoto que se ha perdido a lo largo de la evolución y que por lo tanto no se observa en el resto de sujetos de la especie a la que pertenece el portador de dicho atavismo. Los atavismos presentan tres características esenciales:

- Su presencia persiste en la edad adulta.
- Está ausente en los parientes y antepasados próximos del portador.
- Son extremadamente raros en la población.



En base a la teoría de la evolución de las especies es de esperar que los atavismos que puede presentar un determinado organismo se correspondan con estructuras o funciones de alguno de sus ancestros en el árbol filogenético estándar que hayan sido perdidas progresivamente a lo largo de muchas generaciones. Es decir, ningún organismo podrá presentar una estructura atávica que no haya estado presente previamente en alguno de sus ancestros, por ejemplo, sería imposible la aparición de plumas en un mamífero o pezones en un pájaro.

Existen varios ejemplos que confirman esta predicción, por ejemplo:

- La aparición de "dedos" extras en los caballos modernos similares a los que se encuentran en los fósiles de sus parientes arcaicos, los Mesohippus y los Merychippus.
- La aparición de músculos atávicos en los muslos de ciertas aves.
- La aparición de alas en los insectos conocidos como tijeretas, normalmente carecen de ellas.
- La aparición de dedos extra en cobayas y salamandras.
- La aparición de extremidades traseras en ciertos cetáceos (en la imagen se observa el ejemplo de un delfín).
- La aparición de pezones supernumerarios en humanos.
- La aparición de colas en humanos.


La presencia de auténticas colas dotadas de músculos y vértebras articuladas en un reducido número de recién nacidos y su persistencia en la edad adulta esta bien documentada en la bibliografía médica y resulta de una regresión incompleta de la cola que aparece en todos los fetos humanos. Tal y como se puede deducir de la teoría de la evolución, los genes (Wnt-3a y Cdx1) encargados de la formación de colas en otros vertebrados, como los ratones o algunos simios, han sido identificados también en el genoma humano y según diversos estudios la pérdida de la cola en los simios superiores pudo deberse simplemente a una regulación negativa en la expresión de dichos genes.

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