Inteligencia y preocupación
Hay una broma que circula por ahí
que sostiene que la inteligencia y la felicidad son inversamente
proporcionales. A veces da la impresión de que la gente más tonta suele ser la
más feliz. Si por más feliz entendemos que es la menos preocupada puede ser que
haya algo de verdad.
Según un estudio reciente de
científicos del SUNY Downstate Medical Center, puede que la inteligencia y la
preocupación hayan coevolucionado conjuntamente como rasgos beneficiosos.
Jeremy Coplan y sus colaboradores han encontrado que la inteligencia y la preocupación
están correlacionadas con la actividad cerebral medida según el agotamiento de
un nutriente (colina) en la materia blanca subcortical del cerebro humano.
Según Coplan mientras que la
preocupación excesiva es vista como un rasgo negativo, la inteligencia es vista
como positiva. Sin embargo, la capacidad de preocuparse en nuestra especie
permitió a los individuos del pasado evitar situaciones peligrosas, aunque el
peligro fuera remoto. En esencia la preocupación hizo que la gente no se la
jugara en casi ningún caso y que así tuviera una mejor probabilidad de
sobrevivir y, por tanto, de reproducirse y de pasar ese rasgo a sus
descendientes. Según esto, al igual que la inteligencia, la preocupación
proporcionaría un beneficio a nuestra especie. Los individuos despreocupados
habrían sucumbido a los depredadores u otros peligros y no se habría
transmitido ese rasgo a la siguiente generación. Visto así la preocupación
parece ser similar al miedo en este aspecto de proteger al individuo de
posibles peligros.
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