Nueva técnica de microscopía

Si queremos ver lo que pasa a escala microscópica podemos usar un microscopio óptico. Pero el límite de resolución de uno de esos instrumentos depende de la longitud de onda empleada, pues no podemos ver objetos que sean más pequeños que esa longitud de onda. Aunque se han inventado dispositivos para empujar ese límite usando ciertos trucos, la realidad es que la solución habitual es la de usar un microscopio electrónico que emplea un haz de electrones en lugar de una haz de luz para observar las muestras.
En lugar de lentes ópticas en un microscopio electrónico se usan lentes magnéticas. Como la longitud de onda asociada a los electrones es mucho menor (inversamente proporcional a su velocidad) que la longitud de onda visible es posible ver objetos muy pequeños como virus, moléculas o incluso átomos.
Pero en uso de uno de estos dispositivos está limitado cuando queremos ver qué es lo que pasa en un medio líquido. El agua se sublima al instante en la cámara de vacío de un microscopio electrónico y no es posible ver el crecimiento de nanocristales en directo o ver una proteína en su estado natural.
Para solventar este problema a menudo se usan cápsulas de material sólido hechas de nitruro de silicio o cuarzo. Estas cápsulas impiden la evaporación, pero tienen un grosor de 25 a 100 nm, demasiado grosor para algunos estudios, pues los electrones se difunden y se pierde resolución.
Ahora unos científicos del Lawrence Berkeley National Laboratory y del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea parece que se han encontrado una solución a este problema gracias al uso de grafeno.

Tomado de la Revista digital NeoFronteras

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