La música y ¿por qué la cantamos horas después?


Levantarnos por la mañana, tarareando insistentemente una melodía sin saber por qué o ir paseando y que, de repente, se nos venga un fragmento o unas líneas de una canción a la cabeza y nos acompañe el resto del día es algo muy habitual y, no por ello, deja de ser curioso, ya que, en la mayoría de los casos, ni siquiera es necesario que esa canción nos guste, que la hayamos escuchado recientemente o que nos sepamos la letra perfectamente. Entonces, ¿por qué sucede?

Una de las explicaciones que dan los expertos es que nos atrae la repetición, es un mecanismo del cerebro. El tema de los gusanos auditivos ya ha sido tratado en varias ocasiones: como es el caso del neurólogo Oliver Sacks en su libro Musicofilia, sin embargo, ya en 1876 Mark Twain escribió un relato en el que hablaba de un hombre al que se le repetían constantemente unas estrofas y de cómo fue “contagiando” a otros con ese mismo “gusano”.
Otra de las explicaciones que dan los expertos alude a la existencia de los memes que son todas aquellas unidades de una cultura que se transmiten de una persona a otra mediante la imitación y esto es lo que sucede en el caso de las melodías. Si una melodía tiene las características propicias para ser fácilmente recordada, tarareada o silbada tiene muchas posibilidades de quedarse en la cabeza y “contagiarse” a otros. Las famosas canciones pegadizas.

¿Qué es un gusano musical?

Por esa “atracción natural” hacia la repetición son las melodías más sencillas y más fáciles de recordar las que son más propensas a convertirse en gusano musical.
A esto hay que sumarle que actualmente estamos más expuestos a la música: se repite constantemente en la radio, tenemos reproductores de música que llevamos a todas partes, la publicidad está presente en todos los sitios y los publicistas saben utilizar el poder de la música y de las canciones para que su mensaje quede grabado en nuestro cerebro.
Este poder de influencia de la música hace que haya una tendencia a crear canciones de ritmos más repetitivos, prueba de ello son las pegadizas canciones de verano y las músicas de los spots publicitarios más populares. De este modo, son, precisamente, las canciones más simples, menos elaboradas y, en muchos casos, de menor calidad las que entran con más fuerza en nuestra cabeza.
En cuanto a la forma de hacer desaparecer un “gusano musical” las soluciones de cosecha propia son la mejor alternativa, ya que no hay ningún remedio fiable al 100%: hay quien prueba con escuchar otras canciones para borrar la que ya tenemos en mente, otra gente opta por escuchar la melodía que les atormenta una y otra vez hasta que desaparece por aborrecimiento…lo cierto es que el gusano auditivo, por regla general, desaparece de repente, de la misma forma que ha aparecido, por lo que la paciencia será el mejor arma para luchar contra este tipo de gusano.

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