Como afecta el calor al cuerpo
Cuando un forense se encuentra larvas del escarabajo del cuero en un
cadáver abandonado, sabe de inmediato que ha sufrido los efectos del calor, y
puede determinar cuándo se produjo la muerte. Según la temperatura de la zona,
el escarabajo hace su aparición entre ocho y once días después de iniciada la
descomposición. A los ejemplares de Dermestes maculatus no les gustan los
tejidos húmedos, y dejan que otras especies se alimenten de los restos humanos
en los primeros días después de la muerte; solamente cuando el calor ha acabado
con las partes blandas ellos se hacen cargo de los tejidos resecos.
Sensores de precisión
Tenemos un cuerpo termosensible. De la cabeza a los pies, cada una de
las partes de un organismo vivo reacciona de una forma concreta y con una
precisión de reloj suizo ante el calor. Por ejemplo, para que el cuerpo humano
comience a sudar se sirve de unos sensores que se activan en cuanto registran
30ºC en la piel. La biología del calor forma parte de nuestra vida cotidiana:
¿quién no ha tenido alguna vez fiebre o no ha utilizado una bolsa de agua
caliente para aliviar un dolor? Lo que ha cambiado es que comenzamos a conocer
el porqué de cosas que la sabiduría popular nos ha transmitido.
En la Universidad de Londres han descubierto por qué el calor es tan
eficaz como un analgésico. Cuando se alcanzan los 40ºC se “encienden” los
receptores internos de las células, y estos, a su vez, cortan el paso a los
mensajeros químicos que hacen que el cuerpo detecte el dolor. ¿Quién iba a
pensar que lo que hace una bolsa de agua es desactivar el dolor a nivel
molecular, justo el mismo mecanismo que utilizan los analgésicos?
El agua caliente funciona como un analgésico: bloquea los mensajeros
que hacen que el cuerpo detecte el dolor
Efectos del termómetro
Por encima de esa temperatura, las consecuencias en el cuerpo se
parecen más a las que podría tener un incendio. “Si subimos hasta los cincuenta
grados, las proteínas de las células ya se empiezan a desnaturalizar; también
se funden los lípidos y se produce la necrosis del tejido”, explica Carlos
Hernández Fernández, urólogo del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid.
Sin embargo, este especialista utiliza el calor en el tratamiento de
algunos tumores urológicos. Con radiofrecuencia, provoca una especie de
“fuego” localizado en el área del tumor, y evita que resulten dañados los
tejidos que lo rodean. A veces, para provocarlo se necesita la ayuda de otros
tratamientos. En la Universidad de Duke, en Estados Unidos, han comprobado que
algunas células cancerosas mueren con más rapidez cuando se las somete a
temperaturas entre 40 y 45 grados, al mismo tiempo que se les aplica
radioterapia.
Lo que cuenta un muerto
Pero si hay un proceso que actúa como un fuego silencioso en el
cuerpo, ese es la putrefacción que se produce tras la muerte. Los gases se
introducen en los tejidos y en los vasos, y el cuerpo se hincha a causa del gas
metano: puede llegar a alcanzar el doble o triple de su tamaño a las 18 horas
del fallecimiento. El forense José Antonio García Andrade cuenta en su libro
Los muertos también hablan cómo un compañero suyo enseña este macabro
espectáculo a los visitantes de su laboratorio.
Deja en penumbra la sala, enciende una cerilla y clava una aguja en un
cadáver hinchado: el cuerpo despide entonces una llama azulada provocada por
los gases, y los espectadores dan un grito de asombro. En ese cuerpo en
descomposición, la sangre es un mar fértil en el que las bacterias proliferan
de forma espectacular.
Para mayor información : Link Revista Quo
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