La microganadería
Es un término
que utilizan los investigadores dedicados a buscar nuevas fuentes de
alimentación para países empobrecidos, o simplemente, para no sobreexplotar
otros recursos intensivos. Por ejemplo, las granjas de caracoles son muy
habituales en España, y la primera explotación de insectos destinados a la
alimentación (animal y humana) ya opera en Coín (Málaga). Allí se crían
grillos, saltamontes, moscas soldado y gusanos de la harina. La idea es
introducir en la dieta especies animales pequeñas que son suficientemente
nutritivas para el ser humano pero que no se consumen por razones culturales o
de hábito. O que sí se consumen, pero no se crían en cautividad por parte del
hombre con esos fines. Son ideas que la FAO ha propuesto formalmente este mismo
año. En concreto, la microganadería ya se está enfocando a cuatro familias de
especies: los mencionados caracoles e insectos, las ranas y los roedores.
Puesto que la caza de ranas en libertad para el consumo de las ancas está
prohibido en muchos países (por ejemplo, en España, ya que la rana verde
ibérica está amenazada de extinción), están surgiendo explotaciones como
Raniex, en Extremadura.
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