Atrapados en la telefonía inteligente
La adicción a las redes sociales
y a los teléfonos inteligentes constituye un fenómeno preocupante. Sin embargo,
el abuso se debe con frecuencia a otras psicopatologías subyacentes. Que ya no
es de adolescentes solamente lo cual es preocupante dentro de los núcleos
sociales.
Las tecnologías de la información
y de la comunicación (TIC) están llamadas a facilitarnos la vida, pero también
pueden complicárnosla. Los recursos técnicos para acceder a Internet, entre
ellos el cada vez más presente teléfono inteligente (smartphone), pueden
convertirse en un fin y no en un medio, sobre todo entre la población
adolescente. La repetición excesiva de un sencillo gesto con los dedos sobre
una pantalla táctil de un dispositivo inteligente puede derivar de este modo en
trastorno.
Twitter y Facebook, entre otras
redes sociales, ofrecen al usuario la posibilidad de conseguir visibilidad ante
los demás, reafirmar su identidad ante el grupo y mantenerse conectado con los
amigos o seguidores. Un dulce caramelo si se compara con el terror que producen
por lo general el anonimato y la soledad [véase «Soledad», por E. Stachura;
Mente y cerebro n.º 53, 2012]. En las redes sociales se vuelcan las emociones
bajo la protección que ofrece la pantalla y se comparte el tiempo libre. Las
personas incluso pueden creerse populares; les crece la autoestima en
correspondencia con el engorde de la lista virtual de amigos. En los casos más
preocupantes, las redes virtuales pueden «atrapar» al individuo, pues le
permiten crearse una falsa identidad y distanciarse de las demás personas
(pérdida de contacto personal).
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